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CONCHUCOS: ASI ES MI TIERRA

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Conchucos no es un pueblo, es una ilusión. Es hermoso y pequeño como una postal, uno se resiste a creer que la tranquilidad, que la belleza del paisaje, los olores de la tierra y el eucalipto, la música del río y del viento fueran a combinarse como se unen las palabras en un verso. Hablar de Conchucos es crear imágenes y sueños, carreteras largas como serpientes infinitas, nubes calladas y vientos cariñosos, lunas despiertas y estrellas silenciosas., nevados curiosos divisando desde el horizonte, peñas escabrosas y encabritados ríos, cordillera incandescente y lluvias repentinas como besos solitarios. El distrito de Conchucos, nace como tal el 16 de Diciembre de 1918, mediante Ley No.2971 promulgada por el Presidente de la República don JOSE PARDO BARREDA. Su extensión geopolítica es de 585.24 Km.2, dentro de los cuales se encuentran los caseríos de Tauli, ubicado al sur del distrito al borde del camino del Inca y en las confluencias del río Ututo y Tumabamba, a 6 Km. de Conchu...

RECUERDOS DE UN CAMINO

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Y al volver la vista atrás, se ve la senda que nunca haz de volver a pisar…caminante, no hay camino, solo estelas en la mar… Los maravillosos versos de Machado hecho canción por el genial catalán Joan Manuel Serrat sonaban como música de fondo, inspirando poesía y matizando sentimientos en el corazón y mente de Faustino Mejía. Pensaba en Magnolia, la mozuela inquieta que había conocido el fin de semana en un arrabal pueblerino. Parecía que la vida de estas dos almas se unirían a fuerza de destino, Él: sentimental y poeta, lleno de conocimientos trajinados de tanto mundo, con la alforja llena de recuerdos y esperanzas de mañanas que nunca llegan; Ella, con la alegría a flor de labios, con la aventura de una desnudez mañanera, encandilada con el verso de Faustino y la alegría de sentirse admirada y halagada por la personalidad y madurez del hombre, al que había conocido casi sin proponérselo. Eran dos almas tan disímiles, lejanas tanto en tiempo como en experiencias, pero sin duda...

CUANDO LA NOCHE DA MIEDO

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Nunca como hoy había tenido tanto miedo...le decía Medardo a la agraciada Erlinda susurrádole al oído cuando trataba de encaramarse dentro de las abrigadas frazadas de oveja en una noche sin luna, y valgan verdades que no era esa, una noche cualquiera, la oscuridad era absoluta, el viento soplaba con una fuerza tal que las chacras con el trigo a punto de ser cosechado se llenaban de granos secos para bendición de las aves; los aullidos de algún perro se oía como lamentos en la lejanía, esa no iba a ser una noche cualquiera, pues parecía que todas las almas hubiesen salido a juguetear en los campos...pero las ansias guardadas del mozalbete amante no podía ser detenidas por unos cuantos soplidos de vientos ni aullidos de perros, ni si las almas había salido de parranda. Medardo había subido casi cuatro kilómetros que son los que separan al pueblo desde el paraje de Callampampa, para encontrase con la madura mujer que le prodigaba su amor. Erlinda era más buenamoza que el sol, su conto...

DESPEDIDA EN EL MAR

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El hermoso mar extendido más allá del horizonte reflejaba la luz mortecina de un sol en lontananza. Las gaviotas en circundantes vuelos matizaban la tarde con sus interminables graznidos, las olas cual marineros fugaces besaban la playa y regresaban de nuevo hacia el interminable movimiento que produce su vaivén incansable. La tarde se ponía cada vez sola, e iba dando paso a la noche, las sombras crecían para perderse cada vez más en la arena. Sentado, regocijando los ojos en el centellante paisaje estaba Facundo, acunando fantasías y evocando recuerdos que hoy en sus otoñales años, parecía que hubiesen vivido tan lejos de este siglo. Había vivido su vida, había sido amado y había amado mucho, estaba agradecido por lo que había tenido, su adorable hija y el no menos adorado vástago, el mismo que llevaba su nombre para felicidad de Facundo. Recordaba las veces de tantos esfuerzos para hacer que la lucha de los suyos fuera una constante en su vida, y esto lo complacía, pues los dos he...
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MAMASHABA (cuento) No hubo, no pudo haber recuerdo más hermosos que la aventura que se había vivido la tarde del viaje que tuvo que emprender sin quererlo... Las delicias enigmáticas del Agua de Mamashaba son imperecederas. Así lo relata el tiempo, así pueden dar testimonio los numerosos peregrinos y las innumerables parejas que sucumbieron al embrujo encantador del puquial, cuando tuvieron la fortuna de beberlas, ya sea postrándose o recogiéndola con la mano para que a sorbos puros se convierta en elixir de sus almas, y es que posiblemente la Virgen del Buen Viaje, tenga que ver mucho en este asunto de milagreros encantos, pues ella se encuentra impregnada en el peñasco en cuya base nace las aguas cristalinas de este hermoso manantial. Era el mes de Septiembre, el mes de la fiesta grande, del Patrón de las Animas, del Viejo que guia a las almas conchucanas por el buen camino cuando, los vientos trajeron el feromonal deseo a la vida de Arcadio Quiñónez, mozalbete encantador por su buen...

CUANDO SE FUE LA TARDE

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Sus ojos eran del color de la miel, de aquellas que fabrican con febril ahínco las inefables obreras que laboran en los panales andinos, irradiaba la inquietud propia de las mujeres que habían nacido allá al otro lado del Marañón y tenía la voz suave semejante al trino del gorrión andino. Así era la mujer que nació para recrear mi vida, para darle sabor y aventura, para darle sentido a una ofuscada humanidad que no podía con sus inefables sueños... La tarde se ponía lentamente, la sombra de los cerros se agigantaban cual sórdidos fantasmas dispuesto a espantar a las débiles almas sin rumbo, el viento de los andes empezaba a soplar de una forma cada vez más fría, obligando a guarecerse a las aves que en al medio día revoloteaban en el cielo. El crepúsculo era mas intenso y ya el último rayo que se resistía a desaparecer del Ultupuquio era arrancado por la noche. Mi corazón se resistía que el día se acabará, estaba henchido de amor y de un dolor que atormentaba, cruel paradoja...amor y d...